Te has pasado alguna vez dos horas sin conseguir dormirte dándole
vueltas a por qué fulanito es así o asá, lo que nos ha dicho o nos ha
hecho?¿Te has pasado rato, o días, sintiéndote culpable por algo que has
dicho o hecho (o pensado, incluso)? ¿Sufres frecuentemente pensando
en todas las posibilidades catastróficas qué podrían pasarte o pasarle a
alguien (por ejemplo, a un ser querido)?... Es decir, ¿te comes el tarro de más?
Cuando
tenemos la fea costumbre de empeñar nuestra mente, de manera
recurrente, en cosas que no tienen remedio o en cosas que jamás llegarán
a suceder, se puede llegar a sufrir mucho. En esos momentos nuestros
pensamientos son como un bucle, que no nos llevan a ningún sitio, es
decir, no tienen sentido, y encima, parece que no hay salida... pero si
la hay, y muy efectiva.
Para cambiar esto, uno de los ejercicios
más práctico, poderoso y de rápidos resultados que conozco es el de
"cortar el pensamiento". Y te lo cuento, porque personalmente me ha
funcionado (y me funciona) marcando una gran diferencia en mi estado
mental y... ganando horas de sueño!
Lo primero, como siempre,
es prestarte atención, estar alerta para pillarnos cuando estemos con la
monserga de turno. Cuando te das cuenta de que estas inmers@ en tu
propia historia, niégate a seguir pensando en ello a la
vez que te dices que no tiene sentido porque que no te lleva a ninguna
parte. Lo importante de esto son dos cosas, una, que al cortar la línea
de pensamiento, lo que estás haciendo es debilitar el camino neuronal
que es la traducción física de tu comedura de tarro, haciendo que cada
vez la inercia de seguirlo sea menor (para esto también sirve el elegir
algo en lo que pensar para sustituirlo; agradable, please, no vayamos a
caer de la sartén al fuego). Por otro lado refuerzas autoconvenciéndote,
razonándote el absurdo de pensar así. Cuando empiezas a pensar sobre algo, en vez de en algo, la emoción toma ya algo de distancia.
Cada
uno tiene sus recursos. Lo que yo hacía con pensamientos recurrentes
tipo lo que podría haber hecho o dicho, es decir, situaciones pasadas,
que significan que no se pueden borrar, era tratar de
responderme (racionalmente): Vamos a ver, ¿Se puede poner
remedio?¿Cómo?¿Cuando?. ¿No se puede?... la vida sigue. O con otro
caso, ¿que necesitas resolver una situación con alguien?....ya llegará
el momento, aprovecho para pensar qué quiero decir (aprovecho para
entrenar mi asertividad), y cuando lo decida no le daré más vueltas
hasta que llegue la ocasión. Si puedo hacer algo para solucionar el
problema lo busco, si no tiene solución inmediata es absurdo que me
ocupe de ello en ese momento. Céntrate en ese pensamiento. Hay que
utilizar la razón para transformar la emoción.
Ya oigo los
¡pero eso es muy difícil!, y eso es porque no lo habeis probado : ). El
cerebro se toma su tiempo para hacer cambios, y siempre el principio del
cambio dónde más empeño hay que poner, pero una vez empiezas, te irá
resultando cada vez más fácil, hasta que casi sin darte cuenta, has
eliminado por completo esa forma de pensar, o, más bien la has
sustituido por una manera de pensar más productiva y positiva para ti.
Te lo aseguro.
Razonarlo y convencerse, repetírnoslo la veces
necesarias, y cuando, el pensamiento recurrente vuelva, acostumbrarnos a
cortarlo. En poco tiempo observarás resultados... ¿nos lo cuentas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario