Somos
seres gregarios, esto quiere decir que tenemos la tendencia de
presuponer las cualidades o el valor de algo en función del
comportamiento previo de los demás, incluso el saber popular lo refleja
en una par de refranes: Donde va Vicente va la gente o, culo veo, culo
quiero. Esto es muy útil, nos ha permitido sobrevivir y evolucionar como
especie, pero es un arma de doble filo. Si nos centramos exclusivamente
en seguir la corriente ignorando lo que nosotros sumamos a ella, si
perdemos la percepción de lo que nos surge (emociones) de manera
particular, lo ignoramos o lo adaptamos por lo que creemos
que se espera de nosotros para “ser parte del grupo”, corremos el
riesgo de que, de repente, un buen día nos sintamos perdidos, tristes,
solos... sentimos como que ya no encajamos en nuestra vida y no
entendemos por qué… ¡Si estamos siguiendo todas las reglas!Cuando
estás anímicamente, digamos, abatid@ y no hay motivo aparente alguno
que explique ese malestar, lo que puede pasar, es que te has olvidado de
ti.
Existe una barrera compuesta de “debes”, ”puedes” y “no puedes” que
te separa de aquella profunda sensación interior que nos dice qué es lo
correcto o no, qué es lo que te gusta y quieres de verdad
o no. Parece una estupidez, pero nuestra historia mental se forma desde
que nacemos, mucho antes de empezar a tener consciencia consciente, y
la carga socio-cultural puede tener suficiente poder como para que no
nos demos cuenta de lo que queremos de verdad nosotros individualmente.
Somos
seres interdependientes, no necesitamos al grupo imperativamente, pero
si es una gran descarga la repartición de tareas y de gran
enriquecimiento mental y espiritual la relación con los demás… el
maravilloso poder curativo de la risa, el afecto, la compasión. El grupo
es necesario, pero nuestro papel en él se debe desarrollar desde la
individualidad de cada uno. Es por eso precisamente que el grupo se
enriquece, es una cuestión de sinérgias… desde la individualidad de cada
uno aportamos y cogemos del grupo lo que cada uno necesitamos, pero
nadie puede dar por hecho lo que necesita cada ser individual en cada
momento. Por eso, nadie se va a preocupar por ti de la misma manera que
tu mismo, nadie se debería preocupar más por ti que tú.
La consciencia como camino a un mundo mejor… Ω
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